Borges dijo que imaginaba el paraíso como “algún tipo de biblioteca”, así que aprovechando que es el día de las librerías, dejo aquí unas cuantas que pueden ayudar a alimentar la biblioteca de cada uno, una forma de paraíso cercano.
Cualquiera de las sugerencias podría encajar en “Sobrevivir a los domingos“(aportación dedicada a hacer más llevaderos los domingos), con una salvedad, no acostumbran a abrir los domingos y hacen bien, el domingo es un día para leer, ver películas viejas y escuchar discos de antes.
Son sólo unas pocas palabras que se quedan cortas y no hacen justicia a ninguna de las librerías, pero creo que son suficientes para incitar a quien las lea. Allá vamos.
Ubú libros: además de libros nuevos y una curiosa colección de ilustraciones, en esta librería a las puertas del Realejo granadino (un lugar especial dentro de lo especial que ya es Granada) dan otra oportunidad a los libros que ya fueron leídos, manoseados y vividos por otros con una buena selección de libros de viejo.
Librería Méndez: En plena “villa y corte” de Madrid, la más veterana de las que se proponen aquí, Méndez es una librería con solera y sin más aditivos que los que debe tener una buena librería: buenos libros y buenos libreros. Entre sus incondicionales Javier Marías y Arturo Pérez-Reverte, con eso ya está dicho todo.
La extra-vagante: En la alameda de Hércules (zona revivida, más bien resucitada, en Sevilla) se encuentra esta cooperativa formada por 18 micro-mecenas donde además de un libro que echarse a la boca (los hay para pequeños, jóvenes e incluso lectores senectos) no faltan cuentacuentos y actividades paralelas para quien se quiera acercar.
Tipos Infames: Sitiada por modernos y otros no tanto –es lo que tiene Malasaña–, esta librería se entrega a la antiquísima relación entre literatura (gran fondo) y alcohol (que nadie se espante, por favor, ya somos mayores). Si antes no había excusa para ir a una librería, sabiendo que te puedes tomar una cerveza, una copa o un café (lo más ajenos a Baco) nadie encontrará una razón para no dejarse caer por uno de los mejores lugares de Madrid.
Los portadores de sueños: En el centro de Zaragoza, el curioso escaparate de esta librería lo preside un diván donde a la vista de propios y extraños toman acomodo un manojo de libros . Esa peculiar forma de presentarse dice mucho de una librería que acaba de cumplir “diez años cruzando el abismo” y que rara es la semana que no convoca a lectores, clientes y escritores para algún evento.
Propina (al otro lado del Atlántico)
Lolita: Aunque está fuera de España(¿y qué problema es ese?), la idea del escritor, editor y librero chileno Francisco Mouat merece una mención. Además de acoger libros, hospeda presentaciones, talleres y sirve de punto de encuentro -característica común a casi todas las librerías del mundo-. Un lugar así nunca puede fallarnos.
Éstas son sólo algunas, seguro que hay muchas más –se aceptan propuestas e invitaciones–, pero hay algo que está claro: paraísos completos, fragmentos de él o incluso abismos, las librerías son un buen lugar donde exiliarse.